Rigoberta Menchú se ha destacado por liderar la lucha en defensa de los derechos humanos de las tribus indígenas, importante labor por la que fue reconocida con el Premio Nobel de Paz en 1992.
Desde muy joven, Rigoberta Menchu, indígena de la etnia K'iche', conoció las injusticias, la discriminación, el racismo y la explotación que mantienen en la pobreza extrema a miles de indígenas en su país de Guatemala. La miseria la llevó a buscar sustento en la capital del país para ayudar a sus padres y hermanos, pero fue en las comunidades indígenas donde aprendió a defenderse y organizarse.
Durante la violencia armada perdió a su padre Vicente Menchú en la quema de la Embajada de España en Guatemala, a su madre Juana Tum quien fue desaparecida, y a su hermano Víctor Tum quien fue asesinado por el ejército guatemalteco.
Se vio involucrada entonces en las luchas reivindicativas de los pueblos indígenas y campesinos, valiéndole la persecución política y el exilio. En 1988 regresó a Guatemala y fue detenida, circunstancia bajo la cual conoció a Nineth Montenegro, quien con ayuda de la organización Grupo de Apoyo Mutuo y la presión de miles de estudiantes universitarios, colaboró con su eventual liberación.
Ha asistido a las sesiones anuales de la Comisión de Derechos Humanos, de la Comisión de Prevención de las Discriminaciones y Protección de las Minorías, y fue integrante del grupo de trabajo sobre poblaciones indígenas de la Organización de Naciones Unidas.
En 1979 fundó el Comité de Unidad Campesina y la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca, la cual dirigió hasta 1992. En 1993 fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la ONU para el Año Internacional de los Pueblos Indígenas durante la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en Viena, y en 1996 fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO.
Es Presidente fundadora de la Fundación Rigoberta Menchú Tum -previamente Fundación Vicente Menchú-, desde la que apoya a las poblaciones indígenas más necesitadas a través de proyectos educativos, productivos y de infraestructura, e impulsa el acceso a la justicia para las victimas del genocidio cometido en Guatemala, las victimas de la discriminación y el racismo.
Ha recibido decenas de reconocimientos nacionales e internacionales, incluyendo el Premio Educación para la Paz de la UNESCO (1990), la Legión de Honor en el máximo grado de Comandante de Francia (1996), el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (1998), y 30 doctorados honorarios de diversas universidades alrededor del mundo, incluyendo la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Es autora de varios libros incluyendo "Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1983), traducido a 12 idiomas y ganador de numerosos reconocimientos internacionales, "La nieta de los Mayas" (1998), y los libros infantiles "Li Mi'n, una niña de Chimel" y "El Vaso de Miel".
Su compromiso con Guatemala le llevó a participar activamente en la firma de los acuerdos de paz entre la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y el Gobierno de Guatemala. Recibió el Premio Nobel de Paz en 1992 a los 33 años de edad, convirtiéndose en la persona más joven en recibir este preciado galardón.