Tras sufrir un grave accidente que amenazó su vida y la posibilidad de continuar ejercitando su pasión por las alturas, Isabel demostró que la perseverancia y determinación vencen ante cualquier adversidad.
Isabel nació el 16 de Diciembre de 1978 en Múnich, Alemania. A temprana edad descubrió que los dos grandes amores de su vida serían la literatura y las montañas, y de la mano de sus abuelos maternos, escaladores apasionados, incursionó a la edad de 6 años en la mágica dimensión de la verticalidad.
Todo parecía indicar que Isabel se dedicaría exclusivamente a la narración de aventuras. Siendo una lectora voraz insaciable, aprendió rápidamente cinco idiomas y estudió becada en EE.UU, España y Argentina. Ni bien pisó la Patagonia decidió dedicar el resto de su vida al montañismo. La literatura le ayudaría a relatar sus aventuras.
Para el año 2010 Isabel había escalado muchas de las más desafiantes paredes de los Andes, convirtiéndose en una de las pocas mujeres dedicadas a la escalada técnica a grandes alturas. Su curriculum ya incluía, entre muchas otras, la pared sur del Mercedario (la segunda pared más alta del continente), la pared este del Vallecitos y un intento a la cara sur del Aconcagua (sin éxito debido a un ladrón de equipo).
La agenda de Isabel se encontraba repleta de planes ambiciosos. Sin embargo todos estos de repente se estrellaron al pie del Ala Izquierda del Condoriri (Bolivia). Escalaba junto a Peter Wiesenekker cuando, pocos metros antes de alcanzar el filo cumbrero, Peter se resbaló y la cuerda los arrastró 400 metros al fondo de un abismo.
Gravemente heridos, ambos sobrevivieron. Sin embargo, a 5000 metros sobre el nivel del mar, expuestos a temperaturas extremas y sin ayuda a la vista, las chances de sobrevivir eran ínfimas y Peter sucumbió poco después a la hipotermia y a sus graves heridas. Aun así, Isabel decidió no rendirse y durante dos días y noches se arrastró por el hielo en busca de ayuda.
Tras 10 cirugías de alta complejidad, los médicos lograron salvar el pie de Isabel (el cual se encontraba parcialmente desconectado del cuerpo), más le advirtieron que no podría volver a caminar normalmente, mucho menos volver a escalar. Su respuesta fue que ya había escalado, con el pie sano y los brazos mientras el pie lesionado colgaba en el aire.
Ni bien aprendió a caminar de nuevo, Isabel continuó escalando cumbres en solitario y recorriendo largos trayectos en bicicleta, aferrada a sus planes de algún día conquistar el Himalaya. Escaló nuevamente los Andes Bolivianos junto al alemán Robert Rauch, exactamente un año después de su accidente en el Ala Izquierda. De dicha expedición resultó una nueva ruta bautizada "El aniversario de la pata rota".
Poco después, Isabel tuvo que someterse a nuevas cirugías en el País Vasco. Siendo que su médico le recomendó hacer mucha bicicleta, cruzó los Alpes, los Pirineos, Suiza, Francia y el norte de España en la bicicleta de su abuela para operarse en España. Posteriormente continuó su travesía con rumbo hacia el sur, se embarcó hacia África, escaló el Monte Toubkal, la montana más alta de Marruecos con muletas y terminó su ruta entre las dunas del Sahara.
Su más reciente obra, Noche Estrellada, fue finalista del premio Desnivel 2011. En palabras de Isabel, Noche Estrellada es "un libro sobre la vida, la muerte, la montaña, los deseos que nos atan a ella, que nos vuelven humanos, y sobre su escritura".